Hace unos años, todo el mundo se cabasa en los meses de bien tiempo. El final de la primavera, el verano… Por suerte, en la actualidad la temporada de bodas se ha estirado a lo largo de todo el año porque ya hay parejas que se atreven a personalizar su boda y a casarse cuando a ellos les apetece. A fin de cuentas, hay personas a las que les gusta el otoño, o el invierno y que detestan el calor y las altas temperaturas, al igual que hay personas que son felices con el calor.
De hecho, las bodas en otoño o en invierno son preciosas. En otoño por ejemplo, ya no hace tanto calor, y las gamas de colores cálidos como los marrones, o lo tonos anaranjados o rojizos, junto a elementos naturales como las piñas dan muchísimo juego. A fin de cuentas, ¿qué hay más bonito que un bosque otoñal, con sus llamativos colores y las hojas caídas?
En invierno, las bodas se trasladan al interior y cobran un encanto especial. La calidez del interior frente al frío, con elegantes decorados, espacios tematizados… y la luz y las velas juegan un papel fundamental para dar calore iluminar las celebraciones. Además, las bodas en otoño y en invierno salen por un precio más reducido que las bodas que se celebran en temporada alta, las agencias de viaje tienen ofertas increíbles y no suele haber tanto problemas para reservar los espacios en los que celebrar la boda. Y por supuesto, los invitados las reciben con más ganas ya no se juntan todas las bodas en unos pocos meses.
En cambio, si prefieres la luz y el sol, ya puedes ir olvidándote de las bodas invernales y apostar por las bodas de primavera y verano. Sin duda, esta es la época del año en que más bodas se celebran. Con la llegada de la primavera, el día comienza a alargar, hay más luz, los campos empiezan a florecer, y los jardines, al igual que el resto de la naturaleza, están en plena ebullición, formando un decorado ideal para tus celebraciones.
Y tras la primavera, llega el verano, con las temperaturas más altas, el sol como invitado absoluto, y multitud de posibilidades para celebrar tu boda. Los atardeceres de nuestras fincas son el telón de fondo ideal para el momento del cóctel, mientras que por la noche, la fiesta se alarga hasta la madrugada gracias al buen tiempo reinante, con la siempre imprescindible calidez que nos aportan las velas en cualquier evento que se precie.
Más información: La Cocina de José Fernández
Fotografía: Doblestudio