¿SABÍAS QUE EL ORIGEN DEL CHOCOLATE EN EUROPA ESTÁ EN ARAGÓN?

El chocolate… ¿Qué sería de nosotros sin el chocolate? Sin esas noches caseras en la que estás acurrucado en el sofá y te comes una porción mientras lees un buen libro. O sin ese chocolate sabores bien humeante que te tomas en una fría tarde invernal mientras ver llover. O si el chocolate necesario para preparar uno de esos postres que tanto nos gustan para poner el broche perfecto a cualquiera de las celebraciones que organizamos en José Fernández.

Sí, lo reconocemos. Somos fans del chocolate, y de todas las situaciones en las que podemos tomarlo. Como buenos bon vivant que somos, nos gusta todo aquello que provoca deleite y placer al paladar. Su sabor es inconfundible, y,no hay nada como sentir que el chocolate se derrite en la boca. Pero realmente, ¿qué sabemos del chocolate? La palabra cacao proviene del azteca ‘cacahuatl’, y según cuentan las leyendas, el cacao era el árbol más hermoso del paraíso de este pueblo americano. Era manjar de dioses, y los aztecas le atribuían múltiples virtudes, que iban desde proporcionar sabiduría universal, a la sanación de enfermedades.

Rosa Casbas, Xavier d'Arquer

Para los mayas, el cacao representaba el vigor físico y la longevidad, y lo usaban como relajante y como reconstituyente. Este pueblo ya creó una bebida amarga elaborada con semillas de cacao reservada únicamente a nobles y reyes.

Pero en Europa, ni griegos ni romanos, ni mucho menos los pueblos medievales pudieron darse a los placeres de este alimento que llegó de América con el descubrimiento del nuevo continente, aunque hay que esperar algunos años hasta que el cacao llegó a Europa, y más concretamente, hasta el Monasterio de Piedra, el hermoso monasterio cisterciense situado muy cerca de Calatayud.

CARTA 2014. La Cocina de José Fernández

Dicen la crónicas que el cacao llegó hasta tierras aragonesas gracias a Fray Jerónimo de Aguilar, un monje aragonés que embarcó en la expidición de Vasco Núñez de Balboa. El barco en el que viajaba este fraile naufragó durante una fuerte tormenta, y las corrientes le llevaron hasta Yucatán, lugar en el que descubrió el cacao. Tras ser rescatado años después por Hernán Cortés, este monje hizo llegar algunos granos de cacao y la receta para cocinarlo al abad del Monasterio de Piedra, Fray Antonio de Alvarado. Y fue en este monasterio aragonés en el que los monjes cistercienses cocinaron en 1534 la primera taza de chocolate en Europa.

Y de ahí, y con el paso de los años, el chocolate saltó de país en país, convirtiéndose en la bebida de moda en Versalles y en los palacios vieneses. Y así, hasta el día de hoy, en que el chocolate es el rey de los postres.

CARTA 2014. La Cocina de José Fernández

Fotografías: José Fernández Catering