Todos hemos escuchado que tomar una copita de vino tinto en las comidas era bueno para la salud. Y además, tomándolo con moderación, hay que reconocer que una buena tapa, un poco de queso o un plato de ternasco de Aragón asado no sabe igual si no se acompaña de un buen vino.
Ahora, un estudio del centro médico de la universidad estadounidense de Georgetown, presentado durante la celebración este mismo año de la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer ha determinado que tomar vino también es bueno para mantener el cerebro en buen estado y para mantener a raya el Alzheimer.
¿Los motivos? La presencia en el vino tinto del resveratrol, un compuesto natural que ayuda a restaurar la integridad de la barrera hematoencefálica, lo que permite disminuir el potencial de las moléculas inmunes dañinas para nuestro cerebro. Un descubrimiento que además de reforzar el consumo moderado de vino tinto acompañando nuestras celebraciones, también nos aproxima un poquito a encontrar una posible curación para el Alzheimer.