La cena de Acción de Gracias es una de las tradiciones más fuertemente arraigadas en Estados Unidos y en Canadá. Lo hemos visto en las series y películas de estos países, y también en las noticias, que año tras año nos informan de los detalles de esta fiesta que gira en torno a una gran y suculenta cena que reúne de forma extraordinaria a los miembros de las familias norteamericanas.
Aunque es una costumbre ajena a nuestra cultura, y dado que en La Cocina de José Fernández nos encanta celebrar la vida y saber de todo lo que tenga que ver con la cocina, hoy nos vamos a centrar en conocer un poco más de esta tradición que hunde sus orígenes en el siglo XVII.
En aquel momento, Estados Unidos todavía era una colonia europea. Y según cuenta la tradición, un grupo de colonos europeos que llegaron a suelo americano en el año 1620 sufrieron todo tipo de penurias y hambrunas como consecuencia de un frío y duro invierno. De no ser por los nativos americanos que compartieron sus alimentos con ellos, y les enseñaron a pescar y cultivar en esa zona, gran parte de los peregrinos hubieran fallecido por el hambre.
Como agradecimiento, se cuenta que los colonos invitaron a la población indígena a un gran banquete preparado con los alimentos recogidos de la primera cosecha. Al margen de esta historia, también hay investigadores que afirman que las primeras celebraciones fueron realizadas por colonos españoles en Florida en el siglo XVI.
El caso es que a finales del siglo XVII esta fiesta quedó establecida en el calendario de este rincón de mundo. En el año 1863, el presidente Abraham Lincoln estableció Acción de Gracias como fiesta nacional el último jueves de noviembre, y así permaneció hasta que en 1941 el presidente Franklin D. Roosevelt fijó esta fecha el cuarto jueves del mes de noviembre.
Qué se come en la cena de Acción de Gracias
La cena de Acción de Gracias es una fiesta que casi supera a la cena de Navidad, y en ella, destaca que los platos son elaborados con productos de temporada, sobre todo, con aquellos que han sido recogidos en las cosechas del otoño, agradeciendo de esta manera el regalo que nos hace la tierra durante el año y que se sirven tras el acto de dar gracias. Y además, contra más comida haya sobre la mesa, mejor. Pero si hay sin duda un plato especial esperado en esta celebración, es el pavo asado con mimo y durante horas. En la cena de Acción de Gracias de este año se calcula que se comerán unos 42 millones de pavos en todo Estados Unidos.
Evidentemente, para atender al elevado número de comensales que se sienta en cada mesa, el pavo tiene que ser de considerables dimensiones. Al pavo no le puede faltar el stuffing, o lo que es lo mismo, el relleno, que puede ir en el interior del propio pavo, o servirse como guarnición del mismo. Al pavo tampoco le puede faltar la tradicional y televisiva salsa de arándanos, o el puré de patatas, además de verduras como las judías verdes. De postre, se suelen preparar tartas caseras, destacando especialmente la de calabaza.